El alumbramiento de aguas subterráneas, en sus diferentes modalidades o a través de diversos procedimientos, fue durante un tiempo considerable, la única forma de obtener ese recurso en algunas Islas del Archipiélago Canario, como La Palma.
En general fue una tarea muy ardua y difícil y en un primer momento, las inversiones necesarias así como el trabajo, fueron aportados por la iniciativa privada. La Isla necesitaba agua para consumo humano pero también para una floreciente agricultura y las gentes de La Palma, se afanaron en conseguirla, poniendo en juego su propio capital y en ocasiones incluso su propia vida; en una primera fase, sin conocimientos científicos y con escasos medios técnicos, posteriormente ayudados por los saberes de los hidrogeólogos y por una tecnología más desarrollada. También el reparto y el transporte del agua, han dado lugar a tradiciones y costumbres muy particulares, que merecen ser estudiadas y divulgadas.
Algunas de las personas que protagonizaron esa gesta, han fallecido, pero otras muchas siguen vivas y sus recuerdos constituyen un testimonio impagable de esa labor titánica.
Sin embargo, este trabajo, es relativamente desconocido y por lo tanto no está suficientemente valorado.
Lo que se pretende, es homenajear a las personas protagonistas de la búsqueda y obtención de agua en La Isla de La Palma y dar a conocer la cultura que, en torno a este elemento, han desarrollado sus gentes.
Sabemos que en estos momentos todavía quedan muchas personas de una edad avanzada que fueron protagonistas de esa gesta y que atesoran anécdotas, historias, conocimientos… que no se deben perder bajo ningún concepto porque forman parte del rico patrimonio inmaterial de esta Isla.
Así mismo, este año se cumplen 20 años de la creación del Consejo Insular de Aguas de La Palma y qué mejor manera de conmemorarlo, que celebrar esta afortunada cooperación y coordinación de sector público y privado que hasta ahora ha dado numerosos frutos, echando la vista atrás reivindicando a los que iniciaron el camino.
Finalmente, esta efeméride, permite abrir una necesaria ventana de análisis y reflexión sobre el futuro de la gestión del agua en La Palma, con la participación de los sectores implicados, que, en este caso, debido a la naturaleza del recurso, son prácticamente todos los existentes.
Para cumplir todos estos objetivos se pretende llevar a cabo un amplio programa de actividades agrupados en un proyecto que hemos denominado “Los recuerdos del agua”.
La Fundación Canaria Telesforo-Bravo Juan Coello, recientemente constituida con el número 232 pretende preservar el legado de los dos geólogos que tanto trabajaron en la Isla.
Telesforo Bravo (Puerto de la Cruz, 5/01/1913-7/01/2002) geólogo y naturalista, trabajó durante muchos años en La Palma, realizando investigaciones para el alumbramiento de aguas subterráneas, ya fuera mediante galerías o pozos.
Aunque sus primeros reconocimientos de campo de la geología e hidrogeología de la Caldera de
Taburiente se remontan a 1948, el primer informe escrito y fechado que existe de su trabajo en esta materia es el realizado en 1962 por encargo del Heredamiento de las Haciendas de Argual y Tazacorte, para el proyecto del ingeniero Juan Amigó de Lara de aprovechamiento de los recursos superficiales de La Caldera de Taburiente. Un año antes, en 1961, elabora la primera cartografía geológica de La Caldera, donde pondría las bases del moderno conocimiento geológico e hidrogeológico de esa estructura.
Posteriormente, a principios de los años 70, redacta un informe geológico e hidrogeológico ante la progresiva merma de los nacientes de La Caldera. Bravo propuso la utilización de cierres artificiales para regular el exceso de caudal alumbrado por las galerías a perforar. Por su efectividad y bajo coste, esta medida fue después recogida por el Plan Hidrológico Insular de La Palma, con el objeto de favorecer el almacenamiento de agua y el aumento de los niveles freáticos.
Con los datos obtenidos de su estudio, así como el de muchas otras que avanzan hacia La Caldera desde las vertientes exteriores, Telesforo Bravo y su colaborador científico Juan Coello, también catedrático de Petrología y Geología de la Universidad de La Laguna, consiguen entender el comportamiento hidrológico de los acuíferos del norte de La Palma, la más rica en aguas subterráneas por su orografía, pluviometría y abundante vegetación, de una forma nunca antes lograda.
Ese sector de la isla se caracteriza por tener un zócalo impermeable (Complejo Basal) sobre el que se fueron construyendo grandes volcanes en escudo que lo cubrieron bajo centenares de metros de lavas y escorias basálticas permeables. Coello y Bravo describen cada uno de esos volcanes y descubren una estructura calderiforme antes desconocida excavada en el más antiguo de todos ellos, llamado actualmente Edificio Taburiente I.
La estructura, que describen en una comunicación de 1987, condiciona la existencia de un acuífero denominado “COEBRA” en su honor por el Plan Hidrológico de La Palma, cuya recarga se realiza con los aportes de la elevada pluviometría de la zona de cumbres. El acuífero alimenta no solo los nacientes de La Caldera, sino también los de Marcos y Cordero, los más caudalosos de la isla y situados en el exterior. A ambos se deben por lo tanto los datos sobre los que se basa el actual modelo hidrogeológico insular.
Además de sus trabajos para el Heredamiento de Argual y Tazacorte, emitieron multitud de informes y asesoraron a muchas comunidades y particulares a lo largo y ancho de La Palma, entre los que destacan los informes y estudios generales sobre los pozos y el acuífero costero del Valle de Aridane, el más intensamente explotado de la isla debido a la gran demanda agrícola existente en él. Por ello compartieron labores, jornadas, alegrías y fatigas con muchas de las personas que se pretende ahora homenajear.
Es crucial también la aportación de Telesforo Bravo para el diseño y la consecución del Túnel de Trasvase Este-Oeste.
Bravo defiende la ejecución de un túnel que trasvase por gravedad el agua de la vertiente Este de la Isla, excedentaria, a la Oeste, tan necesitada de recursos hídricos. Realiza, junto con Coello, el primer informe geológico de esta obra y advierte de que al perforar se encontrará agua, aunque no tanta como la que finalmente se está alumbrando. La localización de las bocaminas del túnel la hace en un vuelo de un helicóptero de la Guardia Civil, según testimonio oral. Esta infraestructura supone un antes y un después para el aseguramiento del agua de buena calidad durante todo el año en el Valle de Aridane y aporta un recurso público que resultaba imprescindible.
Entre los fines fundacionales de la institución que lleva los nombres de los hidrogeólogos, se encuentran los expresados en el artículo 4 e) “La realización de estudios y el fomento del conocimiento sobre los recursos hídricos en Canarias, sus valores sociales, culturales, históricos y ambientales, y sus métodos de explotación, tanto técnicos como tradicionales, especialmente en lo que se refiere a los recursos subterráneos”, así como el f) “el fomento de una cultura de aprovechamiento racional de los recursos hídricos y ahorro del agua en el Archipiélago Canario” por lo que la Fundación es idónea y muestra su absoluta disposición e interés en desarrollar y realizar este proyecto.